El Agente Mulder ha muerto, ¡Viva Hank Moody! Yo era un acérrimo seguidor de Expediente X y, especialmente, del agente Fox Mulder. Para mi era la quinta esencia del investigador inteligente, sobrio, profesional, comprometido... pero claro, como diría Gustavo Biosca, eso no era el actor, sino el personaje. Y ahora el mismo actor se mete en la piel de otro personaje que representa todo lo contrario: escritor atormentado, divorciado y aún enamorado de su ex-mujer, alcohólico, grosero, mujeriego, sucio, iconoclasta (no sé si esto le pega mucho, pero me gusta la palabra)... este tipo tiene muchos rasgos de Charles Bukowski. La diferencia radica en que Moody tiene un lado tierno alimentado por el amor a su hija adolescente y a su ex-mujer. Esta diferencia marca la serie hasta el punto de que, como ya dijo Hernán Casciari en su blog "espoiler", una historia que en principio se plantea como "sexo, droga y R&R" se convierta en un retrato casi intimista de un perdedor al borde del abismo y que, por si no ha quedado claro ya, no tiene nada que ver con Fox Mulder, no se parece a Fox Mulder, no es Fox Mulder y, lo más importante, ni siquiera nos recuerda a Fox Mulder.
Luego están los demás personajes, todos ellos reales, todos ellos auténticos y todos ellos imprescindibles... Lo que quiero decir es que en ocasiones, en muchas series, las escenas en las que solo hay actores secundarios son realmente aburridas y uno está deseando que vuelvan a salir "los que molan de verdad". Eso no ocurre en Californication.
Una serie redonda en su primera temporada y que espero siga siendolo durante mucho tiempo.
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